Caminar la calle…

Caminar la calle…

Caminar la calle.  En nuestra ciudad, Rosario, como en otras del mundo,  donde a pesar de las diferencias historiográficas y culturales, en todos los aspectos hay cuestiones comunes sobre este lugar, en el que se habita, donde se comercia, se circula, se interactúa y es sobre todo lugar de encuentro. La calle. La ciudad.

El andar. El paseo urbano puede ser un evento arquitectónico. Caminar la ciudad, mirar su arquitectura.

Los seres humanos somos sujetos  de camino, como paseantes, en definitiva y a veces, observadores de lo que nos rodea.    “es en el camino y actuando como paseantes donde mejor podemos reconocer aquello que nos hace humanos” (J. Nogué).

En los primeros años del siglo XX, lo  propio de las vanguardias se especificó en el andar.   El vagabundeo también fue un ejercicio de los surrealistas guiado por el simple deseo.  Los dadaístas hicieron un proyecto que sigue teniendo pertinencia y que guarda una relación con los recorridos aleatorios que propusieron más tarde los situacionistas: recorrer los espacios banales de París, es decir,  los excluidos de las guías turísticas. Apelan a lo velado, lo oculto, lo escondido, o visto de otra forma lo que oficialmente no se quiere mostrar.

Muchos años después estos paseos fueron recuperados por Fluxus, los Free Flux-Tours, para visitar los túneles del tren, los urinarios y los lugares despreciables.  Después de la Guerra Mundial, los patafísicos cartografiaron un París secreto, deambulando borrachos por sus calles en las madrugadas. Sus planos, dicen que aún están escondidos. Aquellos recorridos,condujeron a las cuevas de jazz de la orilla izquierda del Sena.

En su momento fue más un acontecimiento, una apertura que ocurre cuando surge la posibilidad del recorrido urbano.  Uno de los contenidos decisivos será la crítica del urbanismo y la arquitectura y  como construcción de ambientes e instauración de modos de vida. Saber  ver, descubrir, averiguar, investigar.
Y, por último, caminar a la deriva se definió  como “una técnica de desplazamiento sin meta basado en la influencia del decorado” (número 14 de Potlatch, 30 de noviembre de 1.954).

En Rosario, existe el recorrido oculto, lo velado, lo que  no se muestra, pero seguro que muchos conocen.

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 Apuntes curso: «Las grandes vanguardias artísticas del Siglo XX».

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