La cocina pasillo

La cocina pasillo.

  • Hubo una generación que tenía la entrada prohibida al estar comedor, pero existían las cocinas-comedor que todo lo permitían, luego vinieron las cocinas pasillo en donde solo se podía cocinar.

Cada vez que vemos esas cocinas-pasillo en las que no cabe una mesa para comer, recordamos a los arquitectos, redactores de planes urbanísticos, a los promotores,  desarrolladores de obras de complejos habitacionales o  edificios en propiedad horizontal  y hasta casas individuales, por engendrar o permitir esa aberración social.

Hubo una época, las décadas del 40 y 50  que  prohibia la entrada al estar-comedor principal de la casa salvo en ocasiones especiales, en las que para estar había que  permanecer mirando la televisión en torno a un sofá inmaculado cubierto con una tela guardapolvo antiniños. La vida en esa época, se desarrollaba en la cocina o en un cuarto comunicado a la misma, el «comedor diario».

Esa forma de vida, heredada, tiene el significado de la necesidad. Nuestros abuelos (los de las casas chorizo) aprovechaban el calor de la cocina para conformar en torno a ella el hogar. Bancos de madera,  y la mesa que posibilitaba la comida a varios niños. Un ambiente en el que se hacía casi el cien por cien de la vida diurna. Esta disposición  con las lógicas diferencias regionales, fue en nuestro país una constante durante años, hasta que se trasladó el grueso de la población a las ciudades, migrantes e inmigrantes y surgieron otras formas funcionales para dar lugar a eso que hoy llamamos cocina pasillo con la ejecución de los edificios de propiedad horizontal, producto de espacios reducidos por la desgravación impositiva, y los FONAVI, en la que no pueden circular dos personas en paralelo o girar con una sartén en mano, que no signifique peligro. Luego con los años apareció la cocina integrada, producto de la inversión inmobiliaria y el encarecimiento del costo de los terrenos y la construcción,  desde la década del 90 a nuestros días. Surgida de obtener dos departamentos al frente en un lote de 8,66.

Ésta deformación del espacio, la cocina pasillo, también surgió por una cuestión económica, ya que en una pared se distribuyen las instalaciones  húmedas de la casa consiguiendo una rebaja importante en los costos. La cocina pasillo casi no sirve para cocinar ni vivir toda la familia juntos cómodamente, es en parte culpable de que los habitantes de la casa se desperdiguen y estén cada uno en su cuarto con su propia pantalla de TV o tablet, según gustos y posibilidades; y también de la necesidad imperiosa que nos hemos generado de tener cuatro habitaciones en 55 metros cuadrados. Cuatro habitaciones para familias de cuatro o cinco personas, una puerta que nos pueda separar a cada uno de los demás por encima de todo. Intimidad se llama. El desarrollo individual de la personalidad. El derecho a uno mismo en su pequeño cuarto.

Por eso nos preguntamos, los arquitectos: habrá que distribuir espacios, sí, pero ¿hay que hacer tabiques y puertas por todas partes? ¿se necesitan más habitaciones que miembros tiene una familia? ¿la zona común tiene que estar dividida en cocina-salón-estar-comedor?. Los pasillos ocupan de un 15% a un 20% en la distribución de una vivienda, no nos convendría buscar incluir ese porcentaje en los espacios habitables de la casa? En esta pregunta está el genio del arquitecto actualmente.

Las cocinas integradas, aunque no reúnen las condiciones de la cocina comedor permiten una vida más comunicativa entre los miembros de la familia, porque desapareció para muchos  la idea del estar comedor para ocasiones especiales, además el hábito de comer cambió con los años, y también la forma de  vida familiar.

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