«Ocaso de una Diosa», opinión del Arq. Horacio Quiroga

«El Ocaso de una Diosa», opinión del Arq. Horacio Quiroga.

  • 1964. Carta de Venecia. «Artículo 8. Los elementos de escultura, pintura o decoración que son parte integrante de un monumento sólo pueden ser separados cuando esta medida sea la única viable para asegurar su conservación.«
  • La nota se publica con la autorización del Arq. Horacio Quiroga.

«»EL OCASO DE UNA DIOSA»

Hasta hace poco podía admirarse, en lo que fuera la residencia del arquitecto suizo Felipe Censi, en calle Santa Fe al 1200, una de las más conmovedoras evocaciones de la arquitectura. En el balcón del «pianno nóbile» una bella dama joven protegida por un frondoso follaje miraba hacia el infinito; entre sus manos tenía un plano de obra, en tanto que con la izquierda precisamente, sostenía una plomada y una escuadra. Como fondo, a modo de «vedutta» la imagen de la Basílica de Vicenza, de Palladio (1508-1580) hablaba a las claras acerca de sus ideales de perfección. Éra la «Diosa de la Arquitectura», un imaginativo homenaje de Censi a su profesión.

El edificio en sí, incluyendo el balcón en cuestión, había sido ya degradado hace años cuando una entidad cultural brasileña creyó conveniente pintar su fachada con los colores patrios: a la estructura del balcón le tocó el verde y a la diosa, el amarillo.-
Hace un tiempo se cubrió el frente de andamios y colgajos; esto no debía en realidad preocupar a nadie dada la existencia de organismos, tanto a nivel municipal como profesional, dedicados a la conservación del patrimonio urbano. Pero, curiosamente, sucedió: la Diosa desapareció junto con todos los balcones y unos cristales impolutos los han reemplazado. Es evidente que a pesar de todas las intenciones comprometidas tanto desde el ámbito de la Municipalidad de Rosario o del Colegio de Arquitectos, a través de sus organismos de preservación del patrimonio urbano, las cosas están como cuando, en 1983, con el advenimiento de la democracia, y la creación de la Comisión de Preservación del Patrimonio Urbano en el ámbito de la Secretaría de Planeamiento, se intentó, -por primera vez- modificar esta situación con la Comisión de Preservación del Patrimonio Urbano. Hechos como el sucedido con la Diosa de Censi muestran a las claras, casi treinta años más tarde, que sólo se ha logrado molestar a algunos bienintencionados profesionales lo suficiente como para, por ejemplo, encabalgar un edificio sobre una casa, estirar nueve pisos la torre de un mirador de otra casa, etc….También se ha logrado, con el aporte municipal y la buena voluntad de algunos propietarios restaurar edificios viejos, no siempre obras de arquitectura, que lucen orgullosos su cartel de «Edificio de Interés Patrimonial». ¿Es esto suficiente? ¿Se habrá modificado el concepto de inviolabilidad de la propiedad a favor del de la propiedad social de los bienes culturales? ¿Quizá se hayan compatibilizado?

Ahora la Diosa ha partido no se sabe con qué rumbo si a una quinta de sus dueños o si las mazas de un kilo de los «restauradores» hicieron sólo alimento para los volquetes. En su lugar un inmaculado cristal acepta el vacío.

Este ocaso de la Diosa, en realidad, no es sino una representación concreta de otro ocaso, el de la propia profesión del Arquitecto. Hasta hace pocos años los profesionales del gremio eran los responsables de las obras, los diseñadores de los componentes espaciales. Su palabra, mala o buena, era ley en una obra bien dispuesta y debía asumir sus aciertos o sus errores. También eran los encargados de mostrar las obras a los visitantes y ser anfitriones obligados en toda ocasión trascendente. Ahora, por el contrario, los encargados de realizar esas tareas son los encargados de las relaciones públicas, los gerentes de «marketing», los organizadores de los desdichados fideicomisos, los «desarrolladores» etc…Las decisiones de diseño ya no obedecen a una idea generadora, totalizadora, expresiva, eventualmente poética, del arquitecto, sino a los criterios de venta que manejan los personajes ya citados. No es necesario por otra parte remitirse a los «períodos cíclicos» históricos de buena y mala arquitectura citados por algunos historiadores del pasado: el daño producido por el minimalismo y el «country style», por ejemplo es similar al de una autocastración intelectual. Sólo los más dotados pueden llegar, en especiales contextos, a producir verdadera arquitectura a partir de una autoflagelación como la que supone el sujetarse a estos estilos imitados por miles de arquitectos. Basta con comparar la mejor de estas obras con el edificio de la Municipalidad de FUKUOKA, Japón (1990) de Emilio Ambasz, en donde la fachada del edificio se transforma en un parque, por otra parte de uso público.-

Es de esperar que las inmaculadas superficies de los cristales -como el que ahora cubre el sitial de la Diosa -den pronto paso a la pasión por el diseño y el manejo del espacio, la esencia de la Arquitectura. Quizá en ese momento, la Diosa vuelva de su destierro, evitando el definitivo ocaso.-

Horacio Quiroga, Arquitecto.«

Imágenes del edificio actual y de la «Diosa de la Arquitectura»

Imágen de la Municipalidad de FUKUOKA, de Arq. Emilio Ambasz

Link a Carta de Venecia. Carta Internacional sobre la Conservación y Restauración de los Monumentos y los Sitios Históricos propuesta tras el II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos en Monumentos Históricos.

Ubicación del Edificio del Arq. Felipe Censi, Mitre al 1200, Rosario

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